miércoles, febrero 07, 2007

Cumpleaños


Hoy cumplo 48 años, qué barbaridad. Cada vez que cumplo (a partir de los 40, claro está) me digo a mí misma y a los demás: ya soy una señora. Por supuesto que al día siguiente me he olvidado de semejante planteamiento, pero... ¿Qué quiero decir exactamente con “ya soy una señora”? Pues muy sencillo: ya puedo relajarme, ya puedo, a partir de ahora, asumir que envejezco y dejarme por consiguiente envejecer tranquila. No hacer tanto ejercicio, no vigilar mi peso, no poner un especial cuidado en mi piel y mi pelo. Una vez leí un artículo de Rosa Montero acerca de la gente obesa en el que afirmaba que las personas que se abandonan de tal modo lo hacen por un afán subconsciente de esconderse del mundo, de construirse una cárcel de carne, de dejar de esforzarse por gustar, por seducir. De abandonar, en definitiva, esa carrera continua que es el cuidar el propio físico para gustar a los demás.
Ese deseo de abandonar pienso que lo tenemos todos alguna vez que otra. A mí me ataca una vez al año, justo el día en que añado una vela más a la tarta. Lo que ocurre es que me dura muy poco, y eso por varios motivos: primero, porque para mí la vida sigue siendo una tarta y quiero seguir poniéndole velas. Después, porque no se trata tanto de gustar a los demás como de gustarme a mí misma. También porque el deseo es algo que se retroalimenta, y deseas más cuando te sientes deseada, y al desear sigues produciendo feronomas y endorfinas, y eres más vital y más feliz. También porque no se trata solo de cuidar el físico, sino de cuidar el interior, porque para la belleza es indispensable la armonía.
Por eso asumo que soy una señora, pero creo que por ahí sigue en uso una expresión que me gusta especialmente: “una señora estupenda”, que me voy a aplicar muy satisfecha ahora mismo.

2 comentarios:

Monse dijo...

Cuando nos abruman los números porque nos sugieren las señoras que tradicionalmente se suponía teníamos que ser (póngase por caso nuestras madres), es cuando más me doy cuenta del meritazo que tenemos de estar tan de rechupete (modestia aparte) mientras subimos los escalones de los 40. ¡Enhorabuena y no se te ocurra dejar de estar tan estupenda!

Mar dijo...

¡Felicidades! Creo que, cada vez más, el término "señora" se utiliza para referirse a mujeres que se sienten mayores, sin necesidades carnales aparentes (y se puede ser "señora" a los veinticinco, que ya conozco yo a algunas...).