Hace unos días que esperaba yo el permiso de mi prima Mar para reproducir este artículo suyo. Y es que es sumamente jugoso e interesante. Se trata de su primera crisis asociada a la edad. Le tocó a los treinta. Pero, más interesante que esa parte negativa, es la positiva, la relación de logros asociada a la edad (que solo son treinta). Multiplicad los logros con los cuarenta y los cincuenta; Pero, sobre todo, dividid las lamentaciones.
Voy a cumplir treinta años esta semana y estoy un poco depre.
No por cumplirlos, que todavía cuando vienen los testigos de Jehová a casa me preguntan "¿Está tu mamá?" (es por los granos, fijo que se piensan que si todavía tengo sebo cutáneo no puedo pasar de los diecisiete), pero no me acaba de hacer mucha gracia.
A los veinte te marcas unos objetivos para los próximos diez años de tu vida, y cuando pasan esos diez años...te parece que no has hecho nada o no has conseguido nada. Que a lo mejor has conseguido otras cosas, distintas y mejores, o lo que querías entonces, ahora te parece una chorrada, o te das cuenta que era una utopía...pero te da cosa pensar que no estés donde pensabas que ibas a estar.
También es cierto que ya no tienes en los ojos la venda que tenías a los veinte. Que sabes cosas que preferirías no haber sabido, que han pasado cosas que nunca pensarías que podrían pasar. Que la que entonces era tu amiga del alma no iba a seguir a tu lado. Que una amiguita de los veranos en el pueblo iba a ser como una hermana para ti. Que el papón que tenías al lado no sólo no iba a ser EL HOMBRE DE TU VIDA, así, con mayúsculas, sino que ahora te entra la risa floja sólo de recordarlo. Que era verdad que las mujeres no buscamos a nuestro padre en la pareja con la que estamos, pero que SIEMPRE lo encontramos. Que aprendes a apreciar tus errores, que ya no te importa caer porque sabes que te levantarás de nuevo más fuerte que antes.
(Como veis, lo único que no se aprende es que no se puede hacer un post con un refrito de tópicos de toda la vida)
Soy más fuerte.
Soy más equilibrada que a los veinte.
Soy más consciente que nunca de que aún me queda mucho por aprender, pero ya no me inquieta.
Soy más tranquila.
Me gusto más a mí misma.
No me da tanto miedo la vida.
No le doy tanta importancia a cosas que antes eran un mundo.
No me dan reparo cosas que antes ni me atrevía a pedir, aunque supiera que tenía derecho a ello.
Tengo suerte en la vida, porque no me falta de nada ni he tenido tragedias personales o familiares como las que se ven en muchos casos, y no llevo una vida espectacular y super-fashion, pero porque no la quiero ni regalada.
Sé lo que quiero y lo que no quiero.
Pero, coño, son treinta.
BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Voy a cumplir treinta años esta semana y estoy un poco depre.
No por cumplirlos, que todavía cuando vienen los testigos de Jehová a casa me preguntan "¿Está tu mamá?" (es por los granos, fijo que se piensan que si todavía tengo sebo cutáneo no puedo pasar de los diecisiete), pero no me acaba de hacer mucha gracia.
A los veinte te marcas unos objetivos para los próximos diez años de tu vida, y cuando pasan esos diez años...te parece que no has hecho nada o no has conseguido nada. Que a lo mejor has conseguido otras cosas, distintas y mejores, o lo que querías entonces, ahora te parece una chorrada, o te das cuenta que era una utopía...pero te da cosa pensar que no estés donde pensabas que ibas a estar.
También es cierto que ya no tienes en los ojos la venda que tenías a los veinte. Que sabes cosas que preferirías no haber sabido, que han pasado cosas que nunca pensarías que podrían pasar. Que la que entonces era tu amiga del alma no iba a seguir a tu lado. Que una amiguita de los veranos en el pueblo iba a ser como una hermana para ti. Que el papón que tenías al lado no sólo no iba a ser EL HOMBRE DE TU VIDA, así, con mayúsculas, sino que ahora te entra la risa floja sólo de recordarlo. Que era verdad que las mujeres no buscamos a nuestro padre en la pareja con la que estamos, pero que SIEMPRE lo encontramos. Que aprendes a apreciar tus errores, que ya no te importa caer porque sabes que te levantarás de nuevo más fuerte que antes.
(Como veis, lo único que no se aprende es que no se puede hacer un post con un refrito de tópicos de toda la vida)
Soy más fuerte.
Soy más equilibrada que a los veinte.
Soy más consciente que nunca de que aún me queda mucho por aprender, pero ya no me inquieta.
Soy más tranquila.
Me gusto más a mí misma.
No me da tanto miedo la vida.
No le doy tanta importancia a cosas que antes eran un mundo.
No me dan reparo cosas que antes ni me atrevía a pedir, aunque supiera que tenía derecho a ello.
Tengo suerte en la vida, porque no me falta de nada ni he tenido tragedias personales o familiares como las que se ven en muchos casos, y no llevo una vida espectacular y super-fashion, pero porque no la quiero ni regalada.
Sé lo que quiero y lo que no quiero.
Pero, coño, son treinta.
BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA