martes, mayo 30, 2006

MI MEDIO POMELO

¿Encontraré algún día mi medio pomelo? Ya no creo que encuentre mi media naranja, y antes que se convierta en limón... parece que el amor se va a ir igual que la juventud. Y no quiero caducar para el amor entre hombre y mujer.

Tampoco voy a olvidar que ya he tenido tres. Ninguno de los tres por sí solo es el hombre perfecto, pero amiga... combinando una cosita de uno y otra de otro... ¡qué placer sólo pensarlo!. Ya he conocido al hombre sincero y al mentiroso, al frío y al cariñoso, al manitas y al torpe, al que tiene iniciativa y al que no la tiene, al que te cuida y al que tienes que cuidar... y así podría seguir...

De todos ellos me enamoré, parece raro ¿no? Todo es un equilibrio, pones en una balanza lo que te gusta y lo que no y añades una pizca de realismo (no existe el hombre perfecto) y te enamoras. Lo peor es cuando te han engañado y no te diste cuenta a tiempo de que tenía un defecto que desequilibra la balanza, lo razonable es dejarlo inmediatamente, pero en mi caso me quedé como se suele decir pillada. Bueno, esa es otra historia, la de por qué nos quedamos pilladas y atrapadas, psíquica, familiar y socialmente. La cruda historia de muchas mujeres que quieren a quien les hace daño.

Pues así se han quedado todos en el pasado, el que está completamente olvidado por malo, el que se recuerda con más penas que gloria, y el que aún quiero mantener en el recuerdo con una triste sonrisa, para que no se vaya del todo, amor que te mata porque no pudiste retener.

Pero ya ves, al final recompilas y ves que has tenido mucho, y que todavía puedes tener ¿por qué no? Y será un poquito una cosa y otro poquito otra, pero ya sé mucho de lo que no quiero, que lo que quiero puede que todavía no lo haya experimentado..., el próximo puede tener alguna cualidad desconocida para mí, me puede aguardar una sorpresa.

La vida es una aventura, y en el amor lo arriesgas todo, es peligroso como la ascensión a una cumbre, cuando estás arriba no quieres ver que puedes caerte. La única ventaja de caer es que te puedes volver a levantar y volver a ascender y vivir una aventura compartida, ¿con el medio pomelo? eso es lo que desearía, que no exista... ¡esa es otra historia!.

3 comentarios:

Meli dijo...

tienes que relativizar... la vida es maravillosa, con o sin medio cítrico

Mar dijo...

"...el que aún quiero mantener en el recuerdo con una triste sonrisa, para que no se vaya del todo, amor que te mata porque no pudiste retener." Qué melancólico. A veces parece que las mujeres vivimos las mismas historias eternamente, iguales, como si las hubiera escrito el mismo guionista, y no, no me pongo metafísica, que mis quebraderos de cabeza me está costando conseguir la apostasía. Pero es cierto que todas nos encontramos con el hijoputa embaucador, el sensible que no puede vivir sin mamá, el bala perdida, el que nos da los mejores momentos de nuestra vida y luego se cansa en un pispás de nosotras... llega un momento en que una se pregunta si no será mejor actuar como ellos y buscarse uno con poco cerebro, poco complicadito, que podamos amoldar a nuestro gusto. Hay un chiste de Maitena que lo ilustra perfectamente: mujer de 45 con chico de 20 en un restaurante francés, el chico suelta "¡ESTÁ TODO EN INGLÉS!", y la mujer mira apurada a su alrededor esperando que nadie le haya oído y pensando para sí: "Dios mío, qué bestia. Ojalá no tenga que presentárselo a nadie". Misma escena, pero con hombre de 45 y chica de 20: el hombre piensa: "Qué graciosa es, cómo me gusta ENSEÑÁRSELA a todo el mundo". No comment.
A propósito, la imagen ¿es una metáfora? ¿estás que explotas, Monse?

Monse dijo...

Gracias Mar, la foto es una de las mejores del año pasado, es una montaña difícil y bella como la vida misma. Ahora estoy en el lado difícil, pero nunca he perdido de vista la belleza (Meli, parece que no me conoces...)